9 ene 2009

La Misteriosa Muerte de Edgar Allan Poe

(Ningún otro aspecto de la vida de Edgar Allan Poe ha estado más rodeado de misterio que su muerte. ¿Qué hechos la provocaron? ¿Cómo y de qué murió? ¿Le mataron el alcohol y el opio o fue la rabia que le transmitió un gato?...)
A Edgar Allan Poe, el poeta y escritor que revolucionó el relato de terror para siempre, le fascinaban tanto los enigmas y acertijos como le obsesionaba la idea de la muerte. Quizá era la misma naturalidad de la muerte lo que le abrumaba. Su madre murió cuando él tenía tres años; fue testigo en Nueva York de una epidemia de cólera en 1832 y durante cinco años contempló cómo su joven esposa Virginia Clemm se iba muriendo lentamente de tuberculosis entre hemorragia y hemorragia. También conocía de primera mano la fragilidad del cuerpo, ya que padeció en el suyo propio diversas afecciones.
Quizá el hecho de que Poe intuyera que su propia muerte no iba a ser precisamente plácida influyera en sus tétricos relatos donde ninguno de sus personajes muere en paz en la cama, consolado por los amigos y los seres queridos, sino de forma violenta, en circunstancias raras y en ambientes lúgubres. Lo intuyera o no, resulta paradójico que dejara para la posteridad un último enigma por resolver: el de su propia muerte. Los hechos que la rodearon fueron tan misteriosos que todavía no se han aclarado por completo, aunque sí sabemos que murió el 7 de octubre de 1849 en el Washington College Hospital de Baltimore alrededor de las cinco de la madrugada.
Último paseo por Baltimore
Aquel año Poe vivía en Nueva York con su suegra, María Clemm, a la que quería como a una madre, en la misma casita donde había muerto su esposa Virginia dos años atrás. El 29 de junio de 1849 el poeta había comenzado una gira de conferencias para recaudar fondos con los que financiar una revista que quería lanzar, The Stylus. Para tal fin se desplazó a Filadelfia, y luego a Richmond donde aprovechó para reunirse con una amada de la infancia, Elmira Royster Shelton, con quien había decidido casarse ya que ahora ambos estaban viudos. Poe regresó a Nueva York para retirar un baúl con sus pertenencias y el 27 de septiembre tomó un barco para Richmond. Llegó a Baltimore un día después y allí descendió. Durante los días siguientes no se sabe muy bien qué hizo, pero sí que llevaba bastante dinero (unos 1.500 dólares), que había reunido para su revista, además de "una pequeña suma de dinero para un artículo futuro que nunca escribió", según contaba su editor John R. Thompson en una carta fechada el 9 de noviembre de 1849 y dirigida a E.H.N. Patterson. El hecho de que Poe no llevara dinero encima ni tampoco en su baúl (según se comprobó después) cuando Joseph Walker le encontró postrado en la calle Lombard de Baltimore apoya la teoría de que el escritor pudo haber sufrido un atraco, pero en cualquier caso no explica su lamentable estado aquel 3 de octubre. A instancias del enfermo Walker envió una nota al doctor James Evans Snodgrass diciéndole que Poe le conocía y que necesitaba asistencia médica urgente. Cuando Snodgrass llegó con un tío de Poe, Henry Herring, le enviaron inmediatamente al Washington College Hospital en un carruaje.
Poe fue admitido en dicho hospital e instalado en una de las salas para pacientes alcohólicos donde sufrió durante varios días diversos episodios de pérdida de la conciencia con destellos parciales de lucidez. Aunque el cardiólogo que le atendió, John J. Morán, diagnosticó que no estaba borracho y que no había bebido, no consiguió descubrir qué le ocurría, ya que las respuestas de Poe a sus peguntas "fueron incoherentes e insatisfactorias", según escribiría Morán a María Clemm un mes después. Este médico también transmitiría las últimas palabras del malogrado artista para la posteridad: "Dios se apiade de mi pobre alma". No es posible afirmar si estas fueron sus últimas palabras, dado que existen una serie de contradicciones en los escritos de Morán en torno al fallecido. En cambio, sí se sabe con certeza que la indumentaria que Poe llevaba aquel día no era la suya. En lugar de su habitual traje negro de lana vestía unas prendas oscuras que le venían grandes, además de un sombrero de paja y unos zapatos muy sucios y desgastados. Este hecho, tan raro, ha dado lugar a la teoría de la "encerrona", recogida en la mayoría de las biografías de Poe a pesar de que no hay suficientes pruebas documentales que la sustenten.


Una "encerrona" mortal
Sin duda, resulta sugerente que precisamente el día en que Poe fue encontrado en la calle fuese día de elecciones en la ciudad. Walker le encontró cerca de Ryan’s Fourth Ward Polls, un antro que hacía las veces de bar y centro electoral. En aquellos días, las elecciones de Baltimore estaban marcadas por la corrupción y la violencia: las bandas políticas hacían cualquier cosa con tal de que sus candidatos salieran elegidos. Se robaban las papeletas, se sobornaba a los jueces y se intimidaba a los votantes potenciales. Había bandas que secuestraban a los transeúntes y les preparaban una "encerrona" en un cuarto donde les cambiaban de ropa para que pudieran votar una y otra vez en diferentes mesas electorales. Para convencer a los votantes les emborrachaban e incluso les pegaban.
Si se acepta como auténtico el testimonio del doctor Morán quien declaró "estar seguro de que E.A. Poe no murió bajo el efecto de ningún tóxico, ni su persona ni su aliento olían a licor", esta teoría se viene abajo. Además, no hay que olvidar que un año antes el doctor John W. Francis había diagnosticado a Poe un padecimiento cardiaco y su frágil corazón difícilmente hubiera soportado una paliza. Parece más factible que sufriera un atraco y algún nuevo episodio febril que le dejó tambaleante y moribundo, sobre todo si tenemos en cuenta que Poe tenía una lesión cerebral, según el diagnóstico del famoso médico neoyorquino Valentine Mott en marzo de 1847. ¿Había sido propiciada dicha lesión por su consumo de alcohol y opio? ¿Hasta que punto era un adicto como nos han hecho creer algunos biógrafos?
(Mensaje Criptográfico de Poe)
¿Drogas o rabia?
Muchos analistas de la obra de Poe han atribuido su febril imaginación a su consumo de opio, pero no parece que fuera un consumidor habitual. Es cierto que en algunos de sus relatos los narradores protagonistas admiten utilizar esta droga, pero eso no significa que lo hiciera el propio Poe si bien es razonable suponer que consumió opio de forma ocasional y con fines médicos ya que era un ingrediente farmacológico frecuente en su época. Aunque lo utilizara como recurso literario, sólo alegó haberlo consumido en una ocasión. Fue en una carta a Annie Richmond el 16 de noviembre de 1848 donde le contaba que había intentado suicidarse usando laúdano. El hecho de que cayera inconsciente antes de tomar la dosis completa hace sospechar que su cuerpo no estaba acostumbrado a la droga. Por otra parte, lo más probable es que el episodio fuera una mera invención del artista para impresionar a Annie, uno de sus amores, con la profundidad de su desesperación ya que ella estaba casada.
Puede afirmarse que no hay acusaciones firmes por parte de la gente que le conoció respecto a su consumo de opiáceos, en cambio su dramática relación con el alcohol era bien conocida por todos, incluso en su época de estudiante en la Universidad de Virginia y posteriormente en el ejército. Es probable que tuviera una tendencia genética ya que su padre David Poe y su hermano Henry eran bebedores empedernidos.
Poe intentó repetidas veces dejar de beber y tuvo épocas prolongadas –hasta cuatro años incluso- de abstinencia. Su tendencia a caer enfermo cuando ingería demasiado alcohol le ayudaba parcialmente a mantenerle alejado de la bebida. Así lo hizo tras la larga temporada que duró la enfermedad de su esposa, época en que el artista bebió más que nunca. Un año después de la muerte de Virginia, el 29 de febrero de 1848, Poe escribió una carta a George W. Eveleth donde le decía: "Me levanto temprano, como con moderación, sólo bebo agua y hago bastante ejercicio al aire libre... los motivos que me enloquecían haciéndome beber han desaparecido y he dejado el alcohol para siempre".
No cumplió su promesa y el 7 de julio de ese año fue encarcelado por escándalo público durante una borrachera. Parece que por aquel entonces tuvo un episodio febril muy angustioso, según una carta que escribió a su suegra: "Durante más de diez días he estado totalmente desquiciado, aunque no he bebido ni una gota; y durante este tiempo he imaginado los horrores más espantosos... Ha sido una alucinación nacida de un ataque que nunca había experimentado". Los biógrafos han interpretado esta confesión como un caso de delirium tremens inducido por el abandono del alcohol. Esto no significa, sin embargo, que Poe muriera de cirrosis hepática, por ejemplo, ya que su alcoholismo nunca fue tan intenso como para ello. Tampoco murió de tuberculosis o de diabetes, ni de excesiva postración nerviosa según han sugerido algunos médicos de su época como John C.S. Monkur, que le conocía bien. ¿Moriría de rabia inoculada por un animal, tal vez un gato, animal al que precisamente Poe inmortalizó en su famoso relato El gato negro?
Esta última posibilidad la propuso el doctor Michael Benítez en 1996 y al parecer se apoyaba en gran medida en la descripción de Morán de los últimos días del escritor, junto con los datos extraídos de un artículo de Charles Scarlett donde se decía que "a Poe se le dio un vaso de agua para ver si podía tragar bien, pero lo hizo con dificultad". Benítez tomó esto como evidencia de hidrofobia, un miedo al agua que es determinante para su argumentación, pero si hubiera leído la narración completa de Morán habría visto que los hechos fueron otros: "Puse un cubo de hielo en su boca y le di un trago de agua para comprobar si tenía dificultad al tragar. Se bebió medio vaso sin problemas". Así pues, si se descarta la hidrofobia es preciso eliminar también la rabia. ¿Qué nos queda entonces? ¿La congestión cerebral, según se publicó en el periódico Baltimore Clipper?
La vida de Poe estuvo marcada por lo tétrico hasta el final: murió en el Washington College Hospital, un centro universitario que sufrió varios intentos de incendio en 1856 por los vecinos de la zona por su supuesta asociación con el robo de cadáveres. Allí cerca había un cementerio y muchos cuerpos no llegaban a reposar ni veinticuatro horas en sus tumbas: iban a parar directamente a la mesa de disecciones.
Está enterrado en el Old Western Burial Ground de Baltimore (Maryland, USA). Se cuenta que cada 19 de enero, cumpleaños de Poe, hace más de 50 años que un hombre vestido de negro con sombrero de fieltro deja coñac y tres rosas rojas sobre su tumba.

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